En referencia a este último aspecto señalado, rondará la presente sinopsis acerca de la situación actual del docente de Ciencias. No pretendo con ello describir una solución a la situación por un mero diagnóstico o un resultado alcanzado parcialmente, pero si lograr un sano análisis que me vislumbre una reflexión en miras de mejorar la situación, como actora directa del asunto.
Los años de labor siempre trazan una línea de vida que acaba en capítulos con una variabilidad de actores, escenas y escenarios. Este es uno de los tantos escenarios vividos en este que llamo ministerio. Si entendemos este fenómeno educativo quizá podamos establecer una serie de alternativas remediales al hecho.
Ante lo cambiante de nuestra cultura y de nuestra historia debemos procurar una mejor formación científica de nuestros educandos; la enseñanza de las Ciencias conjuga una serie de aspectos tales como habilidades cognitivas, metodologías, técnicas, procedimientos, actitudes, valores; que encierran una formación integral, por lo que todo el proceso debe llevar organización, planeamiento y ejecución de la lección de manera muy específica, pues se fundamenta en una naturaleza epistemológica de un área disciplinar diferente a las demás impartidas, no obstante debemos hacer confluir las demás como parte de ese enfoque interdisciplinario que debemos seguir, sin crear un divorcio absoluto entre áreas; que precisamente es una de las raíces que aquejan la crisis de la enseñanza de las ciencias que tenemos los docente en la actualidad.
Pero el escenario no es menos relevante; cada institución media en este proceso en la medida de sus recursos materiales, humanos, económicos, tecnológicos, sociales, etc.; por lo tanto en este sentido unos serán más privilegiados que otros, lo cierto es que en todo el contexto educativo que vivimos día con día, la situación docente nuestra incluye el establecer espacios para la reflexión, el análisis, el desarrollo de habilidades y destrezas cognitivas, de nuestros discentes, somos nosotros los encargados de mejorar nuestro quehacer profesional; por lo que es nuestra responsabilidad implementar los cambios pertinentes en este proceso, aún con todas las restricciones, directrices o limitaciones de nuestro sistema educativo, que bastantes trabas ofrece.
Las novedosas estrategias de enseñanza - aprendizaje, las estrategias didácticas, las metodologías innovadoras parecen ser insuficientes al lado de otros factores que parecieran adversos a cada uno de nosotros, pero que se vuelven de sumo interés en la puesta en práctica: hablemos de las realidades psicopedagógicas de los educandos, de las situaciones o recursos socio económicas individuales y colectivos, de las pruebas de bachillerato, de las aplicaciones y el cumplimiento de las adecuaciones curriculares significativas y no significativas, de los apoyos brindados a estudiantes con necesidades educativas especiales, de las relaciones de los padres de familia con los discentes y con la institución, de los recursos con que cuente o no las juntas administrativas de educación, de las inserciones por la ley 7600 de jóvenes con capacidades especiales al sistema regular (sordos, ciegos, parapléjicos, inválidos), esto para dar mención de algunas de estas realidades.
Sumemos a esto el ambiente de enseñanza y de aprendizaje que cada uno de nosotros ofrezcamos cuando echamos a correr la lección; que las relaciones interpersonales sean agradables, cálidas, amenas, afectuosas, de manera que podamos aún facilitar más nuestra labor y el aprendizaje mismo o las relaciones con nuestro jefe y demás compañeros de la institución, todo esto es parte de ese entorno o contexto educativo pertinente. Nos toca entonces ser los promotores de todos ese aprendizaje educativo en nuestros educandos, en el que se les permita construir ese conocimiento científico, les preparemos para enfrentar los desafíos y retos de la era moderna, los desarrollos de ciencia y tecnología, de las realidades socio económicas, de ser mejores en calidad de vida y en calidad humana, que se sientan comprometidos consigo mismo y con su entorno.
Aunque esta tarea nadie dijo que fuese fácil, esa es nuestra realidad y nuestra responsabilidad así como una gran comisión puesta en nuestras manos; quizá si lo vemos de esta manera, muchos estarían en la disposición de renunciar o bien otros que vienen entrando lo pensarían más de dos veces. Pero lo cierto es que estas caracterizaciones son indispensables para lograr el cometido, aunque sepamos que nos falta camino por alcanzarlas.
Hagamos esta situación aún más interesante. Se ha considerado que una persona con ciertas competencias profesionales definidas, tiene la capacidad de mediar como docente en un proceso como el que describo aquí, no obstante la descripción no suele ser tan sencilla como la que expreso y menos aún la ejecución de la misma. Bien encontramos “en la viña del señor” de todo tipo de educadores, unos que parece que llegaron al sistema por error o por un fatal accidente, otros por necesidad económica que a más no haber terminaron “trágicamente aquí”; contemplar una serie de aspectos, requisitos y cualidades que respondan tanto a las necesidades de la sociedad y la época actual, como a las de una población educativa en particular no es cuestión de establecerlo y ya; recordemos que nuestra sociedad está bajo una crisis de valores y hablo en específico de los valores éticos, sin lugar a dudas vamos a una reflexión más profunda que agudiza aún más la mentada crisis de la enseñanza de la ciencia en docentes de secundaria.
Pedirle uvas a un árbol de naranja es imposible, pedirle a un docente de este calibre la aplicación de metodologías innovadoras, y todo lo demás mencionado, es como acertar al premio mayor de la lotería un 25 de diciembre.
Se afirma que la calidad de un sistema educativo está directamente relacionada con la calidad de sus docentes. La calidad implica que nos cuestionemos sobre ¿qué es lo que se está haciendo? ¿por qué se hace así? ¿qué implicaciones tiene lo que se hace? ¿qué virtudes y debilidades se tienen? y ¿cómo se puede mejorar? Son tantas y tan variables las existentes alrededor de esta labor, que a veces es necesario aislar unas para poder encontrar remedio en otras, no que seamos buenos o malos en el desempeño de nuestras responsabilidades, se trata más bien de establecer un análisis, una reflexión de los hechos y los factores, de manera que quizá nos volvamos más consientes de estas realidades y de establecer estrategias conjuntan que nos saquen del bache que nos mantiene dando tantas vueltas ya por mucho tiempo.