En la actualidad, alumnos y profesores se encuentran inmersos en una sociedad dirigida al uso de la tecnología como agente de conexión social y de generación de nuevo conocimiento.
Dentro de este contexto, pareciera que los sistemas tradicionales de adquisición y creación del saber se han transformado en estructuras muy complejas que
involucran dinámicas en los procesos enseñanza-aprendizaje con los cuales se desarrollan y que llevan a nuevos contextos de aplicación, donde se da un mayor valor a las capacidades de adaptabilidad frente a los cambios constantes a los que está sujeta la vida cotidiana.
La educación en universidades y centros de capacitación no es ajena a estos cambios y se ve afectada en todos sus niveles, empezando por la práctica docente dentro y fuera del aula, la cual busca ir al mismo ritmo al que las demandas de la sociedad creativa lo exigen.
Dentro de este contexto, pareciera que los sistemas tradicionales de adquisición y creación del saber se han transformado en estructuras muy complejas que
involucran dinámicas en los procesos enseñanza-aprendizaje con los cuales se desarrollan y que llevan a nuevos contextos de aplicación, donde se da un mayor valor a las capacidades de adaptabilidad frente a los cambios constantes a los que está sujeta la vida cotidiana.
La educación en universidades y centros de capacitación no es ajena a estos cambios y se ve afectada en todos sus niveles, empezando por la práctica docente dentro y fuera del aula, la cual busca ir al mismo ritmo al que las demandas de la sociedad creativa lo exigen.