Estamos de frente a una era de tecnología, de conductas metamórficas llamo yo, de más que frustraciones y angustias en nosotros los docentes, de retos innovadores que nos den soluciones a la forma en que le podemos llegar a los muchachos con hambre y sed de aprender, con un anhelo de poder ver esfuerzo en la gran mayoría de ellos. Vivimos el día a día pensando en el Cómo, en el Cuando, veremos “algo” de “alguna manera” que sea la punta de lanza en este proceso. Cada vez que “alguien” nos da la oportunidad de expresar nuestro sentir aprovechamos para vaciar esa frustración. Pero, cómo competir con el lenguaje utilizado en las redes sociales y que sea más emotivo y atractivo para los jóvenes que la sana y buena lectura y la redacción de un ensayo científico, por citar un ejemplo. Cómo competir con los problemas socioeconómicos que envuelven el entorno del joven estudiante y que lo “saque” de allí para llenar ese vacío con un trabajo de aula científico o de investigación que le rompa los esquemas y las fortalezas mentales, que le permitan vencer el problema. Me pregunto entonces si cuando estamos enseñando estamos haciéndolo con la metodología adecuada, dado que de mil y una forma, aún no llegamos a la médula del discente o será que necesitamos una reforma del proceso, más que innovaciones metodológicas o científico – tecnológicas.
Con el pasar de los años, he visto cambios de cambios en el currículo, en las metodologías, he probado lo habido y por haber pero aún no me siento satisfecha de los resultados, a pesar de que he podido recoger muy buenos frutos y aquí estoy muchos años después esperando aún. El reto de estas generaciones es aún muchísimo mayor que las anteriores y ni que decir de las venideras si el asunto sigue por esta vía.
Ante tanta reforma curricular y poco acertados los cambios ocurridos, devienen muchas formas de brindar una posible solución al problema, no obstante hay que realizar tales tareas para poder dar en el blanco o aliviar la dolencia.
Un grave error en el que han caído algunas instituciones universitarias o para - universitarias, ha sido la “secundarización curricular”, de manera que los programas y me refiero a aquellos de áreas de ciencias de la salud, que es de los que puedo dar fe, se han vuelto “accesibles” a casi todo el mundo, quiero decir con esto que los perfiles de investigación, de análisis de textos, de resolución de casos, de desarrollo de proyectos a mediado y largo plazo, entre otros, han dejado de ser, para darle paso a una educación más “light y express”, quizá esté equivocada, pero necesitamos casi una “REFORMA DEL
ESTADO”.
Si damos una ojeada al sentir, al pensar del docente de la enseñanza de las ciencias en otros países, en lo referente a la situación que estamos viviendo con la enseñanza de las ciencias en sí y establecemos una comparación con nuestro país, encontraremos que es lo mismo, aquí y en otros lugares, el común denominador es el mismo: un currículo rígido cargado de contenidos que muestran algunas propuestas que se esfuerzan por aumentar el grado de comprensión y aprendizaje de la ciencia, el intento por romper la incapacidad de
la educación científica tradicional para estimular la participación de los saberes. Me pregunto ¿Cuáles serán las causas reales de este problema y cuales serán realmente las soluciones? ¿Tenemos los docentes la formación científica real para enseñar a nuestros estudiantes? ¿Contamos finalmente con un currículo pertinente? ¿Está la solución en las “necesidades” de los estudiantes? y ¿Cuáles son esas necesidades? ¿Estará el docente dispuesto y anuente a enfrentar un currículo que forme ciudadanos científicamente cultos, como dice Gómez Crespo (2003)? ¿Sabemos realmente enseñar ciencias? ¿Será que somos científicos intuitivos puros?
Después de tantos años en ésta hermosa labor, considero que la enseñanza de la Ciencias es como un caldo de cultivo donde converge una serie de componentes, catalizadores y entornos que son muy divergentes y que no hemos podido identificarlos a todos de manera congruente o concatenada, dado que encontramos alivio temporal, más no la cura.
Como establece Gómez Crespo (2003), aprender ciencias requiere dotar el alumno de capacidades, de formas de pensar, difíciles de incorporar a un sistema cognitivo; recordemos que estamos frente a inteligencias múltiples que tenemos en nuestras aulas, los procesos cognitivos y los aprendizajes son muy diversos y esa demanda cognitiva, esa falta de razonamiento formal, de metodologías y aún la misma naturaleza científica) deben ser consideradas cuando hablamos de las causales de la falta de acercamiento de los saberes científicos.
En conclusión considero que quizá nosotros los docentes de la Enseñanza de las Ciencias Naturales no tenemos una conciencia clara de cómo presentar un contenido frente a nuestros estudiantes, quizá creamos que enseñamos la “verdad” quizá sea necesario darnos cuenta de que lo hemos transformado o descontextualizado a lo largo del tiempo. Debemos cambiar la forma de abordaje de los contenidos que nos permitan realizar una enseñanza de algún tipo.
Con el pasar de los años, he visto cambios de cambios en el currículo, en las metodologías, he probado lo habido y por haber pero aún no me siento satisfecha de los resultados, a pesar de que he podido recoger muy buenos frutos y aquí estoy muchos años después esperando aún. El reto de estas generaciones es aún muchísimo mayor que las anteriores y ni que decir de las venideras si el asunto sigue por esta vía.
Ante tanta reforma curricular y poco acertados los cambios ocurridos, devienen muchas formas de brindar una posible solución al problema, no obstante hay que realizar tales tareas para poder dar en el blanco o aliviar la dolencia.
Un grave error en el que han caído algunas instituciones universitarias o para - universitarias, ha sido la “secundarización curricular”, de manera que los programas y me refiero a aquellos de áreas de ciencias de la salud, que es de los que puedo dar fe, se han vuelto “accesibles” a casi todo el mundo, quiero decir con esto que los perfiles de investigación, de análisis de textos, de resolución de casos, de desarrollo de proyectos a mediado y largo plazo, entre otros, han dejado de ser, para darle paso a una educación más “light y express”, quizá esté equivocada, pero necesitamos casi una “REFORMA DEL
ESTADO”.
Si damos una ojeada al sentir, al pensar del docente de la enseñanza de las ciencias en otros países, en lo referente a la situación que estamos viviendo con la enseñanza de las ciencias en sí y establecemos una comparación con nuestro país, encontraremos que es lo mismo, aquí y en otros lugares, el común denominador es el mismo: un currículo rígido cargado de contenidos que muestran algunas propuestas que se esfuerzan por aumentar el grado de comprensión y aprendizaje de la ciencia, el intento por romper la incapacidad de
la educación científica tradicional para estimular la participación de los saberes. Me pregunto ¿Cuáles serán las causas reales de este problema y cuales serán realmente las soluciones? ¿Tenemos los docentes la formación científica real para enseñar a nuestros estudiantes? ¿Contamos finalmente con un currículo pertinente? ¿Está la solución en las “necesidades” de los estudiantes? y ¿Cuáles son esas necesidades? ¿Estará el docente dispuesto y anuente a enfrentar un currículo que forme ciudadanos científicamente cultos, como dice Gómez Crespo (2003)? ¿Sabemos realmente enseñar ciencias? ¿Será que somos científicos intuitivos puros?
Después de tantos años en ésta hermosa labor, considero que la enseñanza de la Ciencias es como un caldo de cultivo donde converge una serie de componentes, catalizadores y entornos que son muy divergentes y que no hemos podido identificarlos a todos de manera congruente o concatenada, dado que encontramos alivio temporal, más no la cura.
Como establece Gómez Crespo (2003), aprender ciencias requiere dotar el alumno de capacidades, de formas de pensar, difíciles de incorporar a un sistema cognitivo; recordemos que estamos frente a inteligencias múltiples que tenemos en nuestras aulas, los procesos cognitivos y los aprendizajes son muy diversos y esa demanda cognitiva, esa falta de razonamiento formal, de metodologías y aún la misma naturaleza científica) deben ser consideradas cuando hablamos de las causales de la falta de acercamiento de los saberes científicos.
En conclusión considero que quizá nosotros los docentes de la Enseñanza de las Ciencias Naturales no tenemos una conciencia clara de cómo presentar un contenido frente a nuestros estudiantes, quizá creamos que enseñamos la “verdad” quizá sea necesario darnos cuenta de que lo hemos transformado o descontextualizado a lo largo del tiempo. Debemos cambiar la forma de abordaje de los contenidos que nos permitan realizar una enseñanza de algún tipo.